Por Seba Suarez y Marcelo R. Cimino Argondizzo.
El pasado domingo 10 de Agosto se llevó a cabo en la Base Aérea Militar de Morón la Ceremonia Conmemorativa del 113° Aniversario de la Fuerza Aérea Argentina. El acto fue presidido por el Ministro de Defensa Dr. Luis Petri, el Jefe de Estado Mayor General de la Fuerza Aérea Brigadier Gustavo Javier Valverde, acompañado por el Jefe de Estado Mayor Conjunto Brigadier General Xavier Isaac, de la Armada Almirante Carlos Allievi y del Ejército, Teniente General Carlos Presti. Además de la presencia de los Comandantes en Jefes de la s Fuerza Aéreas de Chile, Brasil, Uruguay y Perú, representaciones extranjeras e invitados especiales.

Previo a los discursos, el Jefe de Estado Mayor General de la Fuerza Aérea junto al Ministro distinguieron a los tripulantes y técnicos integrantes del Escuadrón 7 de la IX Brigada Aérea que participaron de la Operación Polar 2019, mediante una emotiva condecoración.

Durante la ceremonia el Ministro de Defensa destacó algunos hitos de la actual gestión como el proceso de modernización de la VI Brigada de Tandil y la del Área Material de Rio Cuarto en Córdoba, infraestructura imprescindible para operar el Sistema de Armas F-16.

A su turno el titular de la Fuerza, Brigadier Valverde, repasó actividades de mejoras en instalaciones de Bases como la refacción y modernización de casinos y alojamientos, el desarrollo de un plan de viviendas destinadas al personal de la fuerza y la incorporación de nuevos sistemas como ser los dos Bell 407, un Beechcraft TC-12 Huron, un Embraer E-140 y los primeros seis Lockheed Martin F-16, próximos a su arribo al país.
El 10 de agosto de 1912, el Presidente de la Nación Doctor Roque Saénz Peña firmó el decreto por el que se creaba la Escuela de Aviación Militar, gracias al extraordinario aporte del Aero Club Argentino que brindaba gratuitamente su parque aerostático, asesoramiento y profesores. El lugar donde habría de instalarse el nuevo instituto era un terreno que había pertenecido al Segundo Grupo de Artillería a Caballo y que el Aero Club Argentino cedió a la Escuela de Aviación Militar con sus instalaciones y que llevaba el nombre de El Palomar.

Creada la Escuela y la Dirección Técnica a cargo del Aero Club Argentino, se procedió a llamar a oficiales para integrar el primer curso de Aviadores Militares, que después de una estricta selección quedó integrada por: Teniente de Fragata Melchor Z. Escola, Tenientes primeros Raúl E. Goubat y Aníbal Brihuega, Tenientes Alfredo S. Agneta, Saturnino Pérez Ferreyra, Carlos F. Giménez Kramer, Baldomero de Biedma, Pedro Zanni, Juan Carlos Ferreyra y Leopoldo Casavega y Subteniente Manuel Félix Origone, quien sería el primer mártir entre los oficiales de la Escuela de Aviación Militar al perecer en un accidente aéreo pocos meses después.

La primera meta fue el Río de la Plata. Cattaneo ya lo había cruzado en 1910, pero solo de ida ya que regresó en barco. Fue Jorge Newbery quien el 24 de noviembre de 1912, con intención de ir a la estancia de su amigo Aarón de Anchorena, en la Barra de San Juan, Colonia; lo cruzó en un Bleriot XI de su propiedad, de ida y vuelta a El Palomar en el mismo día. Pero su hazaña fue superada unos pocos días después por el conscripto Pablo Teodoro Fels, quien a bordo de su Bleriot, idéntico al de Newbery lo cruzó en la madrugada del 1º de diciembre de 1912 con rumbo a Montevideo, donde llegó dos horas después, batiendo el record mundial en el vuelo sobre agua. Por esta hazaña, Fels fue felicitado, homenajeado y ¡sancionado! por el ejército por haber contravenido las reglamentaciones militares. Tras cumplir su arresto, fue ascendido a Cabo.

Jorge Newbery, entre tanto, seguía su intensa labor batiendo records y sumando experiencia con intenciones de realizar su gran sueño, el cruce aéreo de la Cordillera de los Andes. En estos preparativos, batió el record mundial de altura, al elevarse 6.225 metros sobre El Palomar. Luego de ello partió hacia Mendoza a fines de febrero de 1914, a fin de recorrer la cordillera en tren y tomar notas meteorológicas, de alturas y pasos, pero el día 1º de marzo, el mismo en que debía regresar a Buenos Aires, no pudo rechazar una amable invitación para realizar una exhibición de vuelo, utilizando el aparato de Fels, que se hallaba en Mendoza. Se elevó sin sobresaltos, pero tras realizar unas maniobras arriesgadas el avión no respondió a sus mandos y se precipitó a tierra. Newbery moría instantes después, en la plenitud de su vida plegaba sus alas, luego de ofrendárselas a la Patria. En Buenos Aires su sepelio fue multitudinario. Años después sus restos serían trasladados a un Mausoleo en la Chacarita, erigido como perpetuo recuerdo de quien fue el artífice y Fundador de la Aeronáutica Militar Argentina.

En 1919 el gobierno francés donó a nuestro país tres aviones, un Spad XII y dos Nieport de 165 HP y se designó a los pilotos Zanni, Parodi y Matienzo para que intentaran el cruce de la cordillera en escuadrilla. El 28 de mayo realizaron el intento, pero una falla al despegar obligó a Parodi a desistir, más adelante lo hizo Zanni, enfrentando a un fuerte viento. Matienzo no advirtió el regreso de su compañero y siguió solo. No se supo de él hasta el 19 de noviembre de ese año, en que sus restos fueron encontrados en las cercanías de las Cuevas. Se había visto obligado a aterrizar e intentó regresar hasta la población, pero el frío y el sueño lo vencieron, se durmió para siempre sentado en una roca, a sólo unos kilómetros del refugio.
La década del veinte estuvo jalonada de grandes raids y records, en los que la aviación argentina se destacó entre las primeras del mundo. Es así que en el año 1924 el Mayor Pedro Zanni inició su famoso raid alrededor del mundo, cubriendo en diversas etapas el cruce sobre Europa y Asia hasta Japón. Acompañado del mecánico Felipe Beltrame y en dos máquinas Fokker denominadas Ciudad de Buenos Aires y Provincia de Buenos Aires recorrió 17.000 Kms.
En el año 1926 otro raid dio al país renombre internacional, el aviador Eduardo Olivero, as de la aviación italiana de la primera guerra y experimentado piloto, acompañado del joven Bernardo Duggan y del mecánico italiano Ernesto Campanelli, logró cubrir el trayecto Nueva York – Buenos Aires en un hidroavión Savoia S 59. Luego de varios inconvenientes que llegaron a poner en peligro sus vidas llegaron a Buenos Aires el 13 de agosto cubriendo una ruta de 14.856 Kms.
Al 1927 ante la importancia adquirida por la Aviación Militar, un decreto del Poder Ejecutivo creaba la Dirección General de Aeronáutica con la categoría de Gran Repartición. Ese mismo año se crea en Córdoba la Fábrica militar de Aviones, ya que si bien se fabricaban aviones desde los inicios de la aviación en nuestro país, tales como los Castaibert o los Mira y desde 1916 existía un taller en la escuela que no sólo reparaba sino que llegó a construir máquinas, la fabricación no estaba racionalizada ni regulada. Es por ello que un Decreto del Poder ejecutivo da forma a una sentida necesidad al crear la Fábrica y encargar la Dirección de la misma a los Ingenieros Domingo Salvá y Francisco de Arteaga el 10 de octubre de 1927. Al año siguiente produjo sus primeros aviones, los Avro K-504, cuyo primer prototipo fue probado por el Suboficial Segundo A. Yubel. Las máquinas se fueron sucediendo, los Ae M.E.1, primeros en ser íntegramente fabricados en el país, realizarían en 1932 el raid Buenos Aires Río de Janeiro y al año siguiente conformarían la escuadrilla “Sol de Mayo” que lograría cubrir El Palomar – Río – Montevideo – El Palomar en vuelo de confraternidad. Los éxitos se sucedieron a lo largo de los años con el Pulqui I, Pulqui II, Pucará y Pampa.
El 11 de febrero de 1944 se da el primer paso para el nacimiento de la más moderna de las Fuerzas Armadas, se crea el Comando en Jefe de Aeronáutica, en uno de los considerandos del decreto se hacía mención a la creación de la Secretaría de Aeronáutica en un futuro cercano.
Es así que el 4 de enero de 1945 la Fuerza Aérea Argentina nace como fuerza armada independiente, al crearse la citada Secretaría. A partir de esta fecha la nueva Fuerza asume en pié de igualdad con el Ejército y la Marina de Guerra, la alta misión que significa la custodia y defensa de la Soberanía Nacional.
La nueva Fuerza se moderniza, en especial al recibir la Argentina, como pago por la deuda que Gran Bretaña tenía con nuestro país luego de la Segunda guerra, modernos aviones a reacción, los famosos Gloster Meteor y los grandes bombarderos Avro Lincoln y Lancaster, con lo que la Fuerza Aérea Argentina se convierte en la primera de América Latina en poseer aparatos a reacción.
La Fábrica Militar de Aviones recibe también gran impulso, de esos años datan los proyectos de aviones a reacción, que cristalizarán años después en los Pulqui I y Pulqui II, máquinas íntegramente fabricadas por personal argentino dirigidos por los ingenieros Emile Dewoitine (francés) y Kurt Tank (alemán) el famoso constructor de los cazas a reacción de la Segunda Guerra Mundial.
En el año 1947 nuestro país realiza sus primeras actividades en la investigación espacial y es la Fuerza Aérea quien a través de la Comisión Nacional de investigaciones Espaciales (CNIE), lleva a cabo lanzamientos de toda una familia de cohetes los GAMMA CENTAURO, BETA CENTAURO, ORION y otros.
En 1952 la Fuerza Aérea da comienzo a su presencia en la Antártida cuando un avión Avro Lincoln, al mando del Vicecomodoro Gustavo A. Marambio, realiza un lanzamiento de elementos de supervivencia sobre la base General San Martín del Ejército Argentino. En ese mismo año, integrando la primera Fuerza Aérea de Tareas Antárticas (FATA), los Avro Lincoln enlazan la Argentina continental con la Argentina Antártica y en el año 1961 la experiencia se concreta de forma permanente con la creación de la “Base Aérea Teniente Benjamín Matienzo” y el Grupo Aéreo I que con sede en dicha base y contando con dos aviones Beaver, operaba en el desierto blanco.
En el año 1962 el Douglas Dc-3 (TA-33), al mando del Capitán Mario Luis Olezza, une Río Gallegos con la Base Matienzo estableciendo el 2 de noviembre el primer servicio de transporte aéreo militar a la Antártida. El 1º de diciembre realiza la ruta Matienzo-Ellsworth y cuando intentaba despegar con rumbo al Polo Sur, la máquina sufre un accidente frustrando la operación.
En 1965, el TA –05, trasladó personal y material a la Base Aérea Matienzo para el lanzamiento de cohetes de la CNIE en la Antártida. A partir de septiembre de ese año acompañado de los Beaver P-05 y P-06, llevaron a cabo el apoyo aéreo a la expedición del Coronel Leal. Hasta fines de 1965 realiza múltiples tareas en la zona, entre ellas el traslado de correspondencia interbases, el salvamento de una patrulla perdida en los 80º S, el reconocimiento de zonas y rutas inexploradas y los vuelos al Polo Sur y transpolar a la base USA Mc Murdo el 3 de noviembre de 1965.
Durante los años siguientes la labor continuó intensamente, se evaluó que para terminar con el aislamiento antártico, se necesitaba una base aérea permanente, que posibilitara el aterrizaje de aeronaves con tren convencional la mayor parte del año. La tarea se inicio el 30 de agosto de 1969 en la Isla Marambio, se despejó el terreno y se alisó una pista, que es inaugurada el 25 de septiembre en que aterriza el Beaver P-03 y dos días después lo hace el célebre TA-05. La inauguración de la base se efectuó el 29 de octubre recibiendo el nombre del primer comandante de la FATA, Vicecomodoro Gustavo A. Marambio.
Al año siguiente se realizó la primer operación de rescate, cuando dos helicópteros Hughes 500 OH-6A, evacuaron al jefe de la Estación Científica Almirante Brown y lo trasladaron a Marambio, para su posterior atención médica en la Capital Federal.
En el terreno de la investigación espacial, en esos días se realizan distintas experiencias, se lleva a cabo la operación BIO I que consistió en el envío a las altas capas de la atmósfera de una rata blanca en la carga útil de un Orión II y su posterior recuperación para el estudio de las reacciones de su organismo al vuelo espacial. En ese mismo año se lanzan simultáneamente desde la Base de CELPA en Chamical y desde la Base Matienzo, cohetes ALFA CENTAURO. A estos experimentos se suceden los realizados con los cohetes CANOPUS, RIGEL y CASTOR.
Durante los setenta la Fuerza Aérea Argentina continuó intensamente con su labor. En este sentido, los aviones Hércules C-130 llenaron de orgullo a nuestra institución ya que en 1971 se realiza el primer vuelo directo desde Buenos Aires hacia la Base Aérea Vicecomodoro Marambio y el 4 de diciembre de 1973 se realiza el primer vuelo transpolar bicontinental, uniendo el continente americano con Oceanía.
El 27 de octubre de 1977, un helicóptero Lama Sa-315, al mando del Teniente Héctor Pereyra aterriza en tres oportunidades en la cumbre del cerro Aconcagua, este vuelo, realizado por primera vez, le valió al piloto la felicitación de la empresa Aeroespatiale, fabricante de la máquina. Asimismo, durante esta década se crean la Dirección Nacional de la Policía Aeronáutica, la Dirección Nacional de Aeronavegabilidad y el Liceo Aeronáutico Militar.
La década siguiente estuvo signada por un acontecimiento bélico sin precedentes en la historia del país. El 2 de abril la Argentina inicia la operación tendiente a la recuperación de las Islas Malvinas. La Fuerza Aérea participa en ella y en el posterior conflicto con Gran Bretaña, que se prolonga hasta el 14 de junio. Durante la contienda la Fuerza Aérea recibe el Bautismo de Fuego el día 1º de mayo y desde entonces hasta el fin de las hostilidades, realiza operaciones que causaron la admiración del mundo por su audacia y las condiciones adversas a las que debieron sobreponerse.
Cincuenta y cinco hombres de la Fuerza Aérea son los héroes que ofrendaron sus vidas y marcaron indeleblemente el camino de la Soberanía Nacional en los cielos de la Patria.
A tono con los desafíos que presentara el nuevo milenio, la Fuerza Aérea se encuentra abocada no solo a sus actividades estrictamente militares, sino que también responde a exigencias y necesidades de la comunidad. Ejerce el control del tránsito aéreo; colabora en los servicios de búsqueda y salvamento y provee la capacidad logística y técnica para brindar apoyo a las actividades de investigación científica que se realizan en el Continente Antártico, mediante vuelos que permiten abastecer y comunicar las bases transpolares.
Asimismo, a través de su línea de fomento – LADE – mantiene comunicadas a las poblaciones más aisladas de nuestro territorio y ante catástrofes naturales realiza el traslado de ayuda humanitaria, facilitando medios aéreos y terrestres que permiten responder con celeridad y eficacia ante las situaciones de emergencia.
La operatividad de nuestros hombres y mujeres, que junto con sus medios aéreos brindan apoyo al Escudo Norte, pone de manifiesto la preponderancia que tiene la tarea para la Institución. A su vez, y asociada a esta concepción de privilegiar el entrenamiento operativo, se participa activamente junto a otras fuerzas del país y la región, de ejercicios de comprobación y estandarización de procedimientos para una optimización del control de nuestro espacio aéreo.
Significa además, un salto cualitativo para incrementar la capacidad de formación de nuestros pilotos de combate, la evolución del sistema Pampa, aviones de producción nacional que suman a su probada eficacia y robustez, la incorporación de una aviónica de última generación y la remotorización de las unidades. Asimismo, la incorporación de los modernos aviones Grob 120 TP permite adecuar la capacitación de nuestros jóvenes pilotos a las nuevas tecnologías aeronáuticas.
Es importante destacar además, que en lo que ha sido una constante de su devenir histórico, la Fuerza Aérea Argentina es líder en la convocatoria de las misiones de paz, participando activamente ante los requerimientos efectuados por la Organización de Naciones Unidas, aportando “cascos azules” en varios puntos del globo, materializando el compromiso de nuestro país a cooperar mediante el empleo de sus recursos humanos y materiales en el área de la asistencia humanitaria.
Conciente de la importancia de su misión, y gracias a la labor desplegada desde los cuatro puntos cardinales de la Nación por los hombres y mujeres que la componen, la Fuerza Aérea Argentina despliega sus alas en defensa de nuestro cielo.
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