Sobrevolando el enigmático “Ojo de Otamendi”

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Por Matías “Mavecc” Avecilla

Como es costumbre en nuestro sitio, tomamos a una navegación aérea como una aventura en si misma, hoy les acercamos un raid que realizamos hace unos meses al enigmático “Ojo de Otamendi”, ubicado en la reserva natural que lleva el mismo nombre, situada entre las localidades de Escobar, Campana y Cardales.

Para quienes que no conocen la historia del “Ojo de Otamendi”, les ofrecemos un breve reseña sobre su historia:

El ojo es un círculo de tierra, ubicado entre Campana y Zárate, que está rodeado por un fino canal de agua con un diámetro externo de 120 metros. “Ambos círculos son perfectos, lo cual, según el equipo de producción descarta cualquier hipótesis de formación natural. Utilizando la herramienta de control de tiempo de Google Earth, descubrieron que el círculo interior se mueve y rota en su propio eje. Cualquiera de ustedes puede chequearlo, ingresando estas coordenadas (34° 15´ 07.8″ S) y (58° 49´ 47.4″ W) y deslizando el control de imágenes históricas”.

Sobre el Ojo, se conocen historias de todo tipo, desde avistamientos de Ovnis, hasta personas que le atribuyen propiedades curativas y paranormales e incluso han llegado hasta el lugar, desde cineastas, hasta expediciones de reconocidos medios internacionales. Para los más escépticos solo nos vamos a concentrar en el sobrevuelo que realizamos sobre él.

La aeronave que utilizamos en nuestra navegación es un ya reconocido Cessna 150, en este caso perteneciente a la empresa de traslados aéreos SkyMasters, partiendo desde el Aeródromo de General Rodríguez (Idelfonso Durana).

Cabe remarcar, que el aeropuerto de San Fernando, es el aeropuerto más cercano a la zona del Ojo de Otamendi, estando el punto de notificación aeronáutico denominado VANAR, muy cerca de su posición.

Otra cuestión a aclarar, es que esta en un punto casi inaccesible por vía terrestre, dado la espesa vegetación y el terreno de humedales en el que se encuentra.

Concentrándonos en nuestro vuelo, el Ojo de Otamendi está ubicado a aproximadamente unos 20/25 minutos de vuelo, desde el Aeródromo de General Rodríguez, teniendo que fijar rumbo Nor- Este al decolar y prestando especial atención de no superar bajo ningún motivo los 1500ft de altitud establecidos por el TMA Baires, controlado por los radares ubicados en el aeropuerto de EZEIZA y complementado por el control radar de Merlo conocido como Grupo 1 de Vigilancia Aérea G1VA giva (de uso militar).

Para llegar a la zona, nuestro plan de vuelo debe ser presentado al control aéreo de la base de la Fuerza Aérea en Merlo, o en su defecto al control aéreo del aeropuerto de San Fernando.

Esta restricción se debe a que en la zona del Ojo de Otamendi se encuentra ubicado uno de los sectores designados para los vuelos que se dirijan al Aeroparque Metropolitano, los cuales deben sobrevolar la zona con una altitud de 2500ft en final larga.

Volviendo a nuestro vuelo, tuvo una vista especial, dado que cuando lo realizamos, el cauce del Rio Lujan estaba desbordado debido a las intensas lluvias en la zona.

La vista para llegar es agradable dado que, en días de buen clima y claros, se puede visualizar sin problemas las ciudades más importantes de la denominada Zona Norte del conurbano bonaerense y el siempre pintoresco Delta del Paraná a la altura de las ciudades de Zarate, Campana y Tigre.

Una vez arribados a la zona de sobrevuelos, no nos fue difícil localizar el Ojo, incluso con la abundante agua que había en la zona.

Ya con el punto de sobrevuelo establecido, nos dispusimos a realizar varios virajes alrededor del mismo, atentos a los tráficos aéreos en la zona, dado que hay dos aeropuertos importantes en las inmediaciones y no superando los 1500ft.

No obstante, no teníamos una restricción de limite mínimo de altitud, más que la que el piloto estime como segura y esta era una buena oportunidad para descender lo más posible, obviamente operando de manera segura.

Una vez establecidos directamente encima, y aunque parezca algo gracioso, uno como piloto siempre está seguro de su operación dentro del vuelo y de la máquina que vuela, sin embargo esto no evita esos instantes en que todo lo que uno lee y escucha empieza a resonar en la cabeza y a continuación viene la pregunta interna “¿me dejaran de funcionar los instrumentos de vuelo?”…

Como es normal en estos casos, segundo después se mira al copiloto sentado al lado y con miradas cómplices empiezan las risas, sabiendo que pensaba lo mismo, aunque no lo expresara.

Más allá de esta anécdota, no sabemos el origen o que hay de cierto o no en las historias que se escuchan, pero lo que, si podemos afirmar, es que sobrevolar el Ojo de Otamendi sin dudas es una experiencia sumamente interesante que llega a impactar a primera vista, dado que se trata de algo que claramente desencaja con el entorno en el que se encuentra.

Actualmente hay empresas de traslados aéreos y vuelos de bautismos que ofrecen vuelos a la zona, repetimos siendo una actividad interesante y que sin dudas dejara muchas anécdotas.

GALERIA

Originalmente publicado en nuestro sitio hermano Intereses Estratégicos Argentinos

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